El presidente Macri llegó a la primera magistratura del país en una carrera política de apenas doce años. Con Pro se impuso como jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires en las elecciones de 2007 y 2011. En octubre de 2013, tras triunfar en las elecciones legislativas de la ciudad, anunció que sería candidato a presidente cuando muy pocos le otorgaban alguna chance de lograrlo. Es el primer hito histórico de una cadena virtuosa que lo conducirá a la presidencia. Hasta ese momento, su único sostén político era Pro, concentrado principalmente en la ciudad.

En paralelo, en junio de 2013 se constituyó la alianza Unen, formada por la UCR, la Coalición Cívica, Proyecto Sur, Libres del Sur, el Partido Socialista y GEN. En un segundo hito histórico, que anticipa con lucidez el futuro de una fuerza en condiciones de vencer al kirchnerismo, en noviembre de 2014, Elisa Carrió se aleja de Unen y en enero del 2015 anuncia que competirá con Macri en las PASO presidenciales de ese año. En marzo, Ernesto Sanz lidera el sector de la UCR que en la Convención de Gualeguaychú decide sumarse a la alianza Pro-Coalición Cívica y rechaza unirse al Frente Renovador, de Sergio Massa: nace Cambiemos. Es el tercer hito histórico en la constitución de una inédita coalición sociopolítica. Hasta agosto de ese año, Macri recibe innumerables presiones para que Massa compita en las PASO de Cambiemos, pero las rechaza por considerar que sus convicciones políticas son efímeras y oportunistas. De este modo, Macri lograba liderar una fuerza competitiva y no contaminada con figuras del pasado, con el apoyo invalorable de Carrió y Sanz. Con ellos como aliados, gana la presidencia en noviembre.

En ese momento histórico, el mensaje clave para entusiasmar a los votantes de Cambiemos fue dejar atrás el kirchnerismo, sus formas patoteriles y su fanatismo ideológico. Sin embargo, a partir de la crisis económica que se desató en abril de 2018, la propuesta de cambio se convirtió en un dura cuesta arriba para un gran número de ciudadanos que votaron a Cambiemos. Aparecían los decepcionados de Macri. A pesar de muchísimos puntos destacables de la gestión, la alta inflación y una grave recesión ocuparon el centro de la escena política y los índices de popularidad de Macri comenzaron a descender. Pocos meses antes de una elección presidencial decisiva para consolidar una trayectoria institucional o perderla por muchos lustros, el kirchnerismo comenzó a tejer una estrategia política gatopardista capaz de engañar a la población con un mensaje de moderación que llegó al extremo de ocultar el poder de Cristina Kirchner detrás de su homónimo Fernández.

La coyuntura política exigía un golpe de timón para sacudir la inacción de Cambiemos. Por fortuna, Massa confirmó sus dotes para elegir mal sus opciones y mantener su récord de cambios súbitos de bando. Y debe decirse por fortuna, porque fue el salto de Massa al kirchnerismo el que obligó a una rápida reacción de Macri según se lo venían pidiendo figuras de primera línea de su equipo y del radicalismo con Sanz a la cabeza. La designación de Miguel Ángel Pichetto como candidato a vicepresidente fue el fruto de esa reacción y constituye el cuarto hito histórico de la saga política que busca la consolidación de la República.

Pro tiene en su seno políticos que provienen del peronismo. La incorporación de Pichetto, sin embargo, juega en otra liga. Con el senador por Río Negro, Cambiemos incorpora un referente político donde por primera vez piezas importantes del viejo peronismo se suman a otra fuerza política por el hecho principal de comulgar con sus ideas de República y modernidad. Pichetto es la expresión de un peronismo renovador que fracasó en el pasado en constituir un partido político capaz de superar su volubilidad ideológica.

La sociedad argentina está obligada a realizar profundas reformas en la próxima década en un marco de elecciones cada dos años. Para los dirigentes políticos la tarea será doble: deberán ser capaces de pensar las ideas que necesita nuestro país con urgencia y a la par tener la habilidad política de llevarlas a la práctica. En una carrera de honores ascendente, Macri, Carrió, Sanz y Pichetto representan los hitos históricos de una nueva coalición que deberá estar preparada para afrontar ese desafío. Quizá deberían haberla llamado Juntos por la República. Pero, en definitiva, Juntos por el Cambio expresa la misma idea: consolidar en las próximas elecciones el cambio a favor de la República.

Publicado por La Nación
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