La situación venezolana es alarmante. El régimen de Maduro, en un espiral de despotismo y violencia, ha dejado atrás casi todo vestigio democrático para convertirse en una dictadura de base militar, y no parece estar dispuesto a poner ningún freno en ese camino. Su ilegalidad, respaldada en el trípode de los militares adictos, el narcotráfico y los civiles que medran del régimen a cualquier precio, es manifiesta. Para peor, un nuevo derramamiento de sangre parece inminente, no solamente porque confrontarán facciones militares enfrentadas, sino también porque esto dará pábulo al régimen para hacer más intensa la represión contra la resistencia democrática.

En este marco, la única salida sensata es poner fin a la represión y llamar a elecciones generales lo antes posible. Es obvio que la factibilidad de esta salida es hoy por hoy difícil de imaginar, ya que dependería de una fisura importante al interior del régimen, y del fortalecimiento de un hipotético sector dialoguista y aperturista. Los ojos de América Latina están fijos sobre el destino de Venezuela.

Publicado por Club Político Argentino
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